"No será un camino de rosas, pero podemos ganar". Benjamin Pestieau, secretario general adjunto del PTB, sobre la lucha social en Bélgica
La manifestación del 14 de octubre en Bruselas, organizada por los sindicatos contra los planes antisociales del gobierno de "Arizona", marcó un punto de inflexión. La cifra de 140.000 personas, inmediatamente minimizada por la derecha, reveló la magnitud del rechazo popular . Benjamin Pestieau, secretario general adjunto del PTB, explica las razones de esta movilización masiva, la estrategia de división y represión del gobierno y las condiciones esenciales para derrocar a este gobierno de destrucción social.
La manifestación del 14 de octubre fue la mayor y más impresionante de este siglo en Bélgica. "La manifestación de 140.000 personas", como la llama Benjamin Pestieau, dio lugar a una intensa batalla mediática entre los defensores de la derecha y la patronal, por un lado, y el campo obrero, por el otro. Si bien esta movilización debe analizarse en su conjunto, y por tanto entenderse en relación con el plan sindical lanzado hace un año, el secretario general adjunto del PTB ya puede ver las posibilidades de hacer retroceder al Gobierno... si libramos la batalla de las ideas y seguimos movilizados y organizados. Algunas explicaciones.

La derecha reaccionó restando importancia a la participación, pero también afirmando que las reformas se llevarían a cabo costase lo que costase, y afirmando estar escuchando la "señal" de la gente que no se manifestó. ¿Cómo interpreta estas maniobras?
Benjamin Pestieau. Hubo cuatro maniobras claras para intentar disolver y minimizar el éxito de la manifestación. La primera es reducir al mínimo el número de participantes. La segunda, totalmente absurda, es decir que los belgas que no se manifestaron apoyan al gobierno. En realidad, los 140.000 manifestantes son los representantes políticos de una corriente de rechazo a las medidas del gobierno Arizona, como demuestran todas las encuestas. La tercera maniobraes declarar que ésta no servirá de nada y que las medidas se aprobarán de todos modos. Por último, la cuarta, consiste en manipular determinados incidentes para desviar el debate de fondo y justificar el aumento de la represión contra la movilización social.
Usted ha subrayado el carácter histórico de esta movilización, no sólo por su amplitud, sino también por su diversidad. ¿Qué perfiles, sectores y orígenes ha podido identificar?
Benjamin Pestieau. Todos los sectores estaban presentes. Además de los sectores altamente sindicalizados como la industria, hemos visto sectores que suelen estar menos movilizados, como los servicios y el sector sin ánimo de lucro. Asistieron numerosos profesores del norte y del sur, así como animadores juveniles y cuidadores de niños y niñas.
Un elemento clave es la presencia masiva de jóvenes: escolares, estudiantes y jóvenes trabajadores salieron masivamente a la calle. Una nueva generación se niega a ser espectadora y quiere tomar parte en su propio futuro, rechazando la línea del gobierno de que lucha por ellos al tiempo que precariza su futuro (aumento del minerval, flexibilización del trabajo, reducción de los salarios y las pensiones, etc.). Estos jóvenes empezaron a movilizarse con el movimiento por el clima, siguieron con la lucha contra el genocidio en Palestina, y siguen politizándose e implicándose en las movilizaciones sociales actuales. Es impresionante. También hubo una fuerte presencia del sector del voluntariado (justicia, derechos democráticos, protección del clima, etc.) y artistas, especialmente afectados por las medidas sobre las pensiones.
La unidad entre las tres regiones del país y entre los sectores público y privado es muy fuerte. Es cierto que había algo más de francófonos de lo habitual debido a los nuevos ataques a la comunidad francesa, pero la movilización fue inmensa en las tres partes del país.
¿Cuáles son las razones fundamentales por las que la gente salió a la calle?
Benjamin Pestieau. Hay razones muy específicas y razones muy generales. A nivel general, existe un descontento global entre la gente que está harta de no ser respetada como trabajadores y trabajadoras. Cansadas de tener que lidiar con la falta de reconocimiento por el duro trabajo de sus carreras y su contribución diaria a la sociedad. Los trabajadores y las trabajadoras son despreciados por políticos bien pagados que quieren suprimir sus primas, hacerles trabajar más tiempo y con mayor flexibilidad, y acusarles de vivir por encima de sus posibilidades. Los políticos tradicionales parecen olvidar que es la clase trabajadora la que mantiene a la sociedad en pie. Ellos no. Y la fábula del trabajo finalmente recompensado, fábula promovida por Bart De Wever (Primer Ministro, N-VA, nacionalista flamenco de derechas) y Georges-Louis Bouchez (Presidente del MR, liberal de derechas), estalla ante el muro de la realidad: Al contrario, el trabajo es cada vez más precario y está peor pagado.
¿Y qué hay de los motivos de enfado con las medidas en particular?
Benjamin Pestieau. La cuestión de trabajar hasta los 67 años no se aprueba. El hecho de que quieran privar a la gente de su derecho a descansar tras una larga carrera profesional no es aceptable. Es un robo, puro y simple, de sus mejores años, un robo de su pensión. Esta batalla sobre el tiempo de trabajo es un marcador de un combate histórico sobre el tiempo de trabajo entre la clase obrera y la clase capitalista. A lo largo de la historia del capitalismo, esta lucha se ha organizado sobre una base diaria en torno a la jornada de trabajo 8 horas, sobre una base semanal de trabajo en torno a 5 días -y ahora cada vez más la semana de trabajo de 4 días-, sobre una base anual que incluye vacaciones pagadas y sobre una base profesional que incluye el derecho a disfrutar de unos años de descanso con más o menos salud después de una larga carrera profesional.
Esta batalla entre capital y trabajo se centra hoy en la cuestión del fin de la carrera profesional. Es este derecho al descanso lo que la clase obrera quiere defender hoy porque es imposible trabajar hasta los 67 años. La gente lo siente y lo dice. Es este derecho al descanso lo que los capitalistas y el gobierno quieren robar. Para ellos, debemos vivir para trabajar y generar beneficios, mientras que para el movimiento obrero, trabajamos para vivir y mejorar nuestro bienestar.
Junto con Kim De Witte, especialista en pensiones del PTB, hablas incluso de "robo de pensiones"...
Benjamin Pestieau. De hecho, Kim De Witte desarrolla muy bien esta idea en su último libro, "Bosse, tais-toi et crève". ("Trabaja, cállate y muere") La gente se siente despojada de los derechos que ha construido colectivamente. La clase trabajadora se ganó el derecho a una pensión no pidiéndola educadamente, sino aceptándola. No es un favor que se le haya concedido, es un derecho que se ha labrado gracias a su trabajo. Exigió que parte de su trabajo se pagara en forma de pensión al final de su carrera. Es lo que se conoce como salario diferido. Parte del salario se utiliza para cobrar en otros momentos de la vida, como aquí cuando se es pensionista. Y es este salario diferido el que ahora quieren robar políticos y capitalistas. ¿Para hacer qué? Comprar unos cuantos F-35 nuevos, unos cuantos misiles y hacer nuevos regalos a los ricos.
Además de las pensiones, había una fuerte presencia de carteles de "Impuestos a los ricos". ¿Es también la justicia fiscal una reivindicación central del actual movimiento social?
Benjamin Pestieau. Absolutamente. La gente está harta de que siempre se busque dinero para sus bolsillos (vía salarios o servicios públicos) y que los multimillonarios se salven. Existe un importante tabú político: la de hacer pagar de verdad a los ultrarricos de esta sociedad, y cada vez son más los que quieren levantar este tabú.
¿Qué otros temas movilizan a la gente?
Benjamin Pestieau. También había una gran diversidad de temas. Activistas palestinos estuvieron presentes para denunciar la complicidad de Bélgica con el genocidio de Israel. El sector sin ánimo de lucro se movilizó contra la desinversión en el sector hospitalario. Allí estaba el movimiento feminista, que considera que este gobierno es uno de los más contrarios a las mujeres de los últimos años. Asociaciones de defensa de los derechos democráticos se manifestaron contra las amenazas de prohibir el derecho a mobilizarse (véase más abajo). Un tema transversal fue la militarización de la sociedad y la economía, vinculando la compra de los F-35 a la definición de los servicios públicos. De hecho, los manifestantes denunciaban todo el proyecto social de Arizona.
¿Y cuál es el proyecto social que hay detrás de las medidas de recorte de gastos del Arizona?
Benjamin Pestieau. Se trata de ahorrar por dos motivos principales. En primer lugar, aumentar la militarización de la sociedad e invertir masivamente en armamento -el único presupuesto que se dispara-, mostrando al mismo tiempo desprecio por los propios soldados, cuyas pensiones se verán también atacadas. La otra razón por la que el Gobierno está haciendo estos ahorros es que quiere ampliar la transferencia que se viene produciendo desde hace más de 10 años de nuestros salarios a los beneficios de los accionistas.
La clase trabajadora produce cada año un pastel muy grande gracias a su duro trabajo. Usted participa en la elaboración de este pastel horneándolo, cuidando a quienes lo hacen o formando a los pasteleros del mañana. Y toda la clase trabajadora que participa ve cómo su parte del pastel se reduce a favor de los beneficios de las grandes empresas y los ultrarricos. Este es realmente un gobierno al servicio de la militarización y de los super-ricos. El plan de sociedad del gobierno de Bouchez-De Wever también incluye el deseo de silenciar a la oposición aprobando leyes antidemocráticas. Es un proyecto divisivo que intenta enfrentar a los trabajadores y las trabajadoras entre sí: sanos frente a enfermos, jóvenes frente a viejos, empleados frente a desempleados, documentados frente a indocumentados... También significa una sumisión a la política de guerra de la OTAN y la complicidad con Israel. Todo esto es el proyecto social del Arizona: anular todos los logros sociales y democráticos del movimiento obrero.
Una manifestación de 140.000 personas no se improvisa. El movimiento social que se opone a los planes de Arizona se encuentra en su 12ª reunión nacional. ¿Llegará a un crescendo?
Benjamin Pestieau. La ira crece y crece. El plan es a largo plazo, con momentos muy fuertes y otros no tanto. Acabamos de tener una manifestación de 140.000 personas, pero también hemos tenido manifestaciones más pequeñas. Y eso es normal. Un movimiento social no es un proceso lineal que se levanta todo el tiempo.
Con esta manifestación y el anuncio de una semana nacional de acción a partir del 24 de noviembre, que incluye huelgas en el transporte público (24 de noviembre), los servicios públicos (25 de noviembre) y una huelga general intersectorial el 26 de noviembre, estamos claramente en un punto de inflexión. Esto demuestra un nivel de movilización y determinación pocas veces visto. Se trata de una tendencia a largo plazo.
El PTB también estuvo muy activo. ¿Qué papel desempeñó para que este movimiento fuera tan amplio y profundo?
Benjamin Pestieau. Para el PTB, la historia social es ante todo movilización. Frente al poder de los capitalistas, que tienen sus propios medios de comunicación, partidos, asociaciones, grupos de presión y "especialistas", es crucial que se construya un contrapoder del mundo del trabajo en torno a diferentes ramas, que reúna al mundo de los sindicatos, las asociaciones, los medios de comunicación, los intelectuales y los políticos. El PTBha contribuido a crear este contrapeso. Movilizando, sensibilizando y dando voz al debate político en apoyo del movimiento. Y aunque la gran mayoría de los activistas del PTB estuvieron presentes el 14 de octubre, también trabajaron duro para movilizar a sus familias, amigos y colegas, para apoyar la acción sindical y participar en los debates... La dirección del partido y yo queremos quitarnos el sombrero ante todos los activistas de base que están haciendo un trabajo increíble.
¿Ha producido ya la movilización resultados concretos?
Benjamin Pestieau. El hecho de que el gobierno se muestre tan reacio a aplicar su programa está directamente relacionado con la creciente presión social. Ya se trate de elaborar el presupuesto o de llegar a un acuerdo sobre las pensiones, se están encontrando con dificultades. Gracias a la movilización social, la malus-pensión ya se ha aplazado al menos cinco meses. Por ejemplo, también han tenido que hacer concesiones sobre la asimilación de las bajas por enfermedad y paternidad, que se tendrán en cuenta en el malus.
Al mismo tiempo, como usted ha mencionado brevemente, el gobierno está preparando una ley destructora de la libertad para sofocar la respuesta. ¿Puede explicar este retroceso de los derechos democráticos?
Benjamin Pestieau. La ofensiva antisocial siempre va acompañada de una ofensiva antidemocrática. Cuando el capital socava los derechos sociales, al mismo tiempo está intentando acabar con la resistencia haciendo retroceder los derechos democráticos. La ley Quintín, que lleva el nombre del Ministro del Interior, formaba parte de una estrategia de división y represión. Esta ley permitiría prohibir la actividad de organizaciones en nombre de la lucha antiterrorista, no por decisión de un juez o sobre la base de actos cometidos, sino sobre la base de intenciones o de un informe de peligrosidad, y ello por decisión de tres ministros. Esto es extremadamente peligroso, porqueotorga a los ministros un poder ultrapolítico para definir el ámbito de acción legítimo de un partido o un sindicato. Se movilizan asociaciones, sindicatos, Amnistía Internacional, la Liga de Derechos Humanos, Greenpeace, etc.
Sigue siendo optimista. ¿Es posible ganar en este contexto?
Benjamin Pestieau. Claro que sí. El optimismo es crucial, porque el pesimismo es una postura políticaque atrae al bando contrario, porque garantiza que puedan seguir tomando medidas antisociales. Nuestro optimismo no es ingenuo, sino un optimismo luchador que siempre busca formas de avanzar. La principal fuente de optimismo es que sectores cada vez más amplios de la sociedad, en particular la juventud que se está levantando hoy en día, decide ser actor y actriz de su propia liberación en lugar de espectadores. El gobierno sólo espera una cosa: que sigamos pesimistas y retraídos.
En los últimos doce meses, hemos visto cómo cada vez más personas decidían pasar a la acción y no dejar que las cosas simplemente sucedan. Esta es la definición de un movimiento emancipador: te conviertes en actor y actriz de tu propia liberación, de tu propio deseo de tener un futuro mejor y no en un mero espectador. Y esa es una fuente de optimismo increíblemente importante.
Impliquémonos, movilicémonos, pasemos a la acción, porque los del otro lado, los partidos políticos y los empresarios, sólo esperan una cosa: que sigamos siendo espectadores de nuestras vidas, que sigamos siendo pesimistas, replegados sobre nosotros mismos.
¿Cuáles son las condiciones para una futura victoria?
Benjamin Pestieau. Mantenernos movilizados y unidos en nuestra diversidad, como vimos el 14 de octubre. Otro punto importante es que a medida que crece la protesta, hay que seguir organizando un poco más. En los sindicatos -es importante que los trabajadores que aún no están afiliados se afilien a los sindicatos, es un reto para los próximos meses y años-, en las asociaciones, en tu barrio o en cualquier otro lugar. Y, por supuesto,en el mejor partido del país, ¡el PTB! Invito a todos aquellos que están hartos del Arizona, que quieren un poco de oxígeno, que quieren organizarse para luchar y que aspiran a un cambio en la sociedad, a unirse y fortalecer el PTB.
Tenemos que movilizarnos, organizarnos y concienciarnos. Como podemos ver por los resultados de la manifestación, no habrá tregua en la actual batalla de ideas. Por otro lado, siempre intentarán dividirnos, disfrazar sus medidas para hacernos creer que no hay elección o que no son tan serias como todo eso. Por otro lado, siempre intentarán aumentar la represión.
Es importante recordar que no siempre va a ser un camino de rosas. Todos hemos tenido discusiones en cenas familiares, con colegas y amigos, en las que nos ha costado convencer a la gente porque el debate es tenso, porque vamos a contracorriente de un aparato político y mediático que apoya al gobierno... A veces es fácil convencer a la gente, otras es más difícil ganársela. Pero en todo el proceso de concienciación es importante organizarse. Porque el hecho de estar en un grupo significa que podemos hablar entre nosotros, que no estamos solos, que podemos compartir nuestras mejores y peores experiencias.
Si estamos más organizados, si seguimos concienciándonos y si nos mantenemos movilizados, podemos conseguir victorias. Esa es nuestra promesa y nuestro compromiso.