Raoul Hedebouw: "Reforcemos la unidad y las luchas de la clase trabajadora contra quiénes pretenden dividirnos."

Análisis
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Raoul Hedebouw
PTB.be

Este domingo 5 de diciembre, Raoul Hedebouw salió elegido presidente del PTB en la sesión de clausura de nuestro Congreso de la Unidad. Aquí está su discurso de la sesión de clausura.

Queridos/as amigos/as y camaradas:

En primer lugar, quiero daros las gracias por toda la confianza que habéis depositado en el equipo recientemente elegido. Este resultado es una prueba más de la gran unidad que existe en nuestro partido para alcanzar los objetivos de cambio radical de la sociedad que nos hemos fijado. Como nuevo presidente, seré el rostro visible de un equipo fuerte y unido. Un dedo de la mano no es nada, en cambio, un puño cerrado lo es todo. Aquí no existe la lucha de tronos, sino la lucha de clases.

No quería empezar mi primer discurso como presidente sin rendir un cálido homenaje a nuestro presidente saliente, Peter Mertens. Gracias por haber orientado a nuestro partido hacia una nueva dirección. Gracias por poner tu talento al servicio de la clase trabajadora belga y sobre todo: gracias por seguir formando parte de nuestro gran equipo como secretario general.

Un rico proceso democrático

Nuestro Congreso es el punto de llegada de un gran proceso democrático de más de un año. De 400 grupos de base, han salido elegidos 883 delegados. Se han puesto en marcha 83 comisiones en todo el país, que han dado lugar a 564 páginas de informes. A esto se han añadido 1.368 páginas más de sugerencias, críticas y enmiendas. Una riqueza increíble.

¿Qué otro partido en Bélgica puede presumir de una semejante participación de la base en la elaboración de sus orientaciones fundamentales? En otros partidos, los delegados reciben una guía de 400 páginas, redactada por su departamento de estudios, que tienen que validar en unas horas. Estamos construyendo una democracia real, una democracia activa en la que cada delegado se implica. En nombre de la dirección del partido, quiero dar las gracias a todos los delegados y delegadas por vuestro compromiso con este congreso.

Covid: una cuarta ola, la de la mala gestión

Camaradas, la cuarta ola de Covid que atravesamos pone de manifiesto, una vez más, todos los fallos del sistema capitalista en su gestión de la pandemia, tanto aquí como en el resto del mundo.

A base de perseguir el beneficio a corto plazo y la supuesta rentabilidad de los servicios públicos, no existe ninguna cultura de la prevención en nuestro país. Nuestro gobierno no hace más que encenderse y apagarse: encendido-apagado, confinamiento-no confinamiento... En cuanto vuelven a caer las curvas, todas las estructuras de prevención para gestionar esta epidemia, se ven sistemáticamente desmanteladas. El rastreo de los contactos, las pruebas y la atención primaria se convierten en los hijos bastardos de la gestión de la epidemia.

La vacunación y el Covid Safe Ticket lo iban a solucionar todo, decían. Nos prometieron "el reino de la libertad". Nos mintieron. Sin embargo, los expertos ya habían advertido que la vacuna no era ninguna solución milagrosa. Con nuestras centros de salud de Medicina para el Pueblo nos hemos dado cuenta, sobre el terreno, de la importancia que tiene la prevención de la atención primaria. Pero nuestro gobierno ha hecho lo que le ha dado la gana y ha apostado todo a la vacunación. ¿El resultado? Que estamos de nuevo en crisis.

Sobre todo porque lo que ha quedado claro, desde el principio, es que el destino de toda la humanidad está ligado en esta crisis. Hasta que no se proteja a todo el planeta, nadie estará a salvo. Por eso es criminal la decisión que han tomado las grandes multinacionales de la industria farmacéutica, acerca de no compartir las patentes con los pueblos del mundo. Sólo cuenta el beneficio. El colmo del cinismo: El descubrimiento de la última variante ha  disparado el valor de las acciones de Pfizer en Bolsa en un 6,1%, esto es, en unos 17.500 millones de dólares más. Por un lado, la miseria y la enfermedad para los pueblos, y por el otro lado la euforia de los mercados para unos pocos accionistas. Esto es el capitalismo.

La semana pasada estaba prevista una reunión de la Organización Mundial del Comercio para debatir acerca de la supresión de las patentes. Pero la Unión Europea, y nuestro gobierno en particular, lo han frenado en seco. Resulta que esta reunión se canceló sin más. Esto es algo inaceptable. Pedimos que se eliminen las patentes ya.

Camaradas, el resultado de esta gestión calamitosa de la pandemia es una creciente polarización entre la población. Vacunados contra no vacunados. A favor del CST [Covid Safe Ticket] y en contra del CST. Jóvenes contra viejos. Flamencos contra Valones. Personal de enfermería contra otras categorías profesionales. Inmigrantes frente a no inmigrantes... Al culpar a los ciudadanos, los gobiernos ocultan su propia responsabilidad. Dividen para vencer. A esto debemos responder con unidad. La unidad y el diálogo dentro de nuestra clase, la de los trabajadores y trabajadoras, para tener más fuerza para señalar a los verdaderos culpables de esta crisis.

Somos uno, wij zijn één, we are one

Dividir para vencer es el objetivo de algunos partidos. Los separatistas se preparan para dividir el país en 2024. Uno de los posibles escenarios es que la N-VA [los nacionalistas flamencos] llegue a un acuerdo con el PS [los social-demócratas francófonos] para dividir aún más las competencias y terminar de saquear la unidad del país. En este escenario, la N-VA y Vooruit [los social-demócratas flamencos] también formarían juntos un gobierno flamenco.

Al mismo tiempo, los fascistas del Vlaams Belang también están en pie de guerra. Ya están hablando de "elecciones amañadas", por si se quedan fuera del gobierno, siguiendo el modelo de Trump. Con llamadas a la rebelión, incluso en las calles.

El proyecto de los separatistas es el proyecto de las grandes patronales. Lo impulsa el VOKA, que es el lobby de las patronales flamencas, que quiere dividir la seguridad social, dividir a los sindicatos y atacar las pensiones, las prestaciones por enfermedad, etc. Quieren organizar, desde ya, la caza del trabajador enfermo deshaciéndose del contrapoder de las  mutualidades. Su sueño es un Flandes pro-patronal y autoritario, con menos derechos sociales para los trabajadores.

No vamos a dejar que este escenario se convierta en una realidad. No en vano hemos llamado "Congreso de la Unidad" a este congreso, y hemos lanzado la campaña Somos Uno. Y la buena noticia es que hay esperanza. En el norte, en el centro y en el sur del país, la mayoría de la gente está a favor de la unidad del país. También en Flandes. A pesar de estos más de 30 años de propaganda nacionalista, la mayoría de los flamencos sigue queriendo "más Bélgica" y no más división. Lo hemos visto en el valle del Vesdre, con esas tremendas muestras de solidaridad hacia las víctimas. La gente se da perfecta cuenta del completo absurdo que supone tener 9 ministros de sanidad o 4 ministros del clima en un país tan pequeño como el nuestro. Lo que se necesita es re-federalizar. Si hay una división en Bélgica hoy, es la que se da entre la población y los políticos.

Debemos poner por delante nuestro "nosotros", con determinación. El "nosotros" de la clase trabajadora. Hoy en día, en Europa, vemos cómo la extrema derecha asoma la cabeza para dividir mejor a los trabajadores. El [partido fascista flamenco] Vlaams Belang y [grupos fascistas como] Schild en Vrienden en Bélgica. Zemmour, Le Pen, Baudet, Salvini, Vox o AfD en otros lugares de Europa. Al igual que en los años 30, una parte del establishment económico se siente tentada por la opción fascista de dividir y oprimir al pueblo.

Esta lucha contra la fascistización creciente es una de las orientaciones de nuestro congreso. El racismo, el sexismo, el nacionalismo, el anticomunismo o el rechazo de la ciencia son las puertas de entrada hacia esta fascistización. Nos oponemos a ello con la unidad y las luchas de la clase trabajadora. Nos oponemos a ello con el dinamismo y la sed de cambio de la juventud. Porque más allá de todas nuestras diferencias, lo que todos tenemos en común es que hacemos esta sociedad cada día. La construimos en nuestros centros de trabajo y escribimos su historia social con nuestras luchas. Pertenecemos a una misma clase: la clase trabajadora.

El orgullo de una clase que pone en marcha la sociedad

Los sindicatos llaman a la movilización por el poder adquisitivo y las libertades sindicales. Camaradas, el poder adquisitivo y las libertades sindicales son dos caras de una misma moneda, la de la lucha de clases. Este año se ha manifestado a través de la lucha por los salarios. Con los trabajadores exigiendo su parte del pastel y diciendo: "Nosotros somos los esenciales. Hemos mantenido la economía a flote y sin embargo son los accionistas quienes se están embolsando los beneficios. Algo no funciona." Esta transferencia de nuestro trabajo hacia vuestro capital debe parar.

En esta lucha, el Estado, que debería ser el garante del interés general, es en realidad un fiel servidor de los intereses del capital. Impone un techo máximo del 0,4% en la norma acerca del aumento salarial. Los sindicatos tienen razón cuando impugnan la ley de 1996 que congela nuestros salarios. La clase trabajadora ha tenido razón cuando se ha quitado el corset de la ley allí donde la relación de fuerzas le ha permitido arrancar aumentos superiores a ese miserable 0,4 %.

La clase obrera organizada en las empresas es el motor de la resistencia social. Es el orgullo de esta clase lo que va marcando el ritmo de la resistencia frente al capitalismo. El orgullo de una clase que es consciente de que sin ella, la sociedad no podría funcionar. El orgullo de Rachel y Sylvie, el orgullo de Mike y Amke, el orgullo de Jamila y Régine o el orgullo de Guy, al que hemos escuchado antes.

Porque no son los accionistas quiénes ponen en funcionamiento las fábricas o los trenes, quiénes limpian las habitaciones de los hoteles o quiénes cuidan de la gente. Son los obreros y las obreras, los empleados y los trabajadores asalariados de los servicios públicos. Por eso, como ha explicado antes nuestra compañera Nadia, en nuestro partido queremos dar un lugar central a los trabajadores. Dicho de otra manera: De ser el partido del trabajo, queremos pasar a ser el partido de los trabajadores. Incluso en nuestros órganos dirigentes. Como decía Marx: "la emancipación de la clase obrera debe ser obra de la propia clase obrera".

Dentro de la sociedad, hay numerosas barreras que impiden el acceso de los trabajadores a las instancias dirigentes. No tienen más que preguntar a nuestros diputados obreros cómo perciben, cada día, el desprecio de clase en los parlamentos. Porque estamos hablando de realidades que los políticos tradicionales no tienen ganas de escuchar, o no comprenden. Porque utilizamos palabras populares, que son las que se usan en el trabajo y en el bar. No adaptamos nuestro discurso a los de la élite. Nos han robado nuestras palabras. Las reempleamos con orgullo.

Hoy en día, los precios del gas y de la electricidad se han disparado tanto, que son insostenibles para muchos trabajadores. ¿Y qué hace nuestro gobierno? Prácticamente nada. ¿Pero por qué? Probablemente porque con sus sueldos ni siquiera se den cuenta de estos aumentos. Pero también -y sobre todo- porque el verdadero poder no está en el gobierno, sino en el consejo de administración de Electrabel y de unos pocos gigantes de la energía. Los ministros se ponen a su servicio.

Llevamos meses oyendo hablar de si debemos abandonar la energía nuclear, o no debemos abandonarla. ¿Necesitamos centrales eléctricas de gas o no las necesitamos? Pero, sea nuclear o sea de gas, ¿quién se lleva el premio gordo en cualquiera de los dos casos? Adivinad. Es Engie Electrabel, por supuesto. Mientras que nuestras inversiones deberían destinarse a la energía verde y segura, son los accionistas de Electrabel quienes se las embolsan.

Así que, Señores y Señoras políticos, no es el proveedor lo que tenemos que cambiar, sino el sistema económico.

Espacio para los jóvenes

Cambiar el sistema. Esta es la consigna que se escucha cada vez más entre la juventud. Lo vimos en la última cumbre del clima en Glasgow, donde esta juventud se movilizó en masa.

¿Qué dicen estos jóvenes de hoy? Dicen que ya no quieren el sistema actual en el que sólo cuenta el beneficio y en el que se destruyen las dos fuentes de riqueza que son el trabajo humano y la naturaleza. La capa de barniz verde que nuestros ministros intentaron aplicar a sus políticas en Glasgow ya no genera ilusión.

Y con razón. La lucha por el clima es un combate esencial del siglo XXI. No podremos ganar si no ponemos en duda el capitalismo verde. Pero seamos claros, queridos amigos y camaradas, también debemos luchar contra el elitismo climático, la ecología punitiva, llevada a cabo mediante impuestos sobre el carbono y acompañada de un dedo acusador que apunta en dirección a la clase trabajadora y a los pueblos del Sur.

Sólo podemos ganar esta lucha con la juventud. Los jóvenes tienen un increíble potencial de energía revolucionaria, como hemos visto antes en este podio. Son ellos quienes construirán el mundo del mañana.

Con este Congreso, queremos darles un lugar central. Ganarnos a los jóvenes de la clase trabajadora, a los estudiantes, a la juventud comprometida con el clima, contra el racismo, el sexismo y la extrema derecha. Todos aquellos que quieran construir otro mundo. Queremos que encuentren su lugar en nuestro partido y en el seno de nuestras organizaciones juveniles de RedFox, Comac y los Pioneros.

Otro mundo por construir, el socialismo 2.0

Nosotros, los marxistas, queremos otro mundo. En nuestro socialismo 2.0, aplicaremos una lógica completamente distinta de la actual lógica capitalista. La economía funcionará en función de las necesidades de la gente, y no del beneficio.

En el socialismo 2.0, nuestros científicos podrán investigar para el bienestar del pueblo y no para satisfacer los deseos de los consejos de administración de un puñado de multinacionales. En el socialismo 2.0, los propios trabajadores podrán dirigir la sociedad tomando ellos mismos las riendas. Se podrá poner en marcha una verdadera planificación ecológica, partiendo de las necesidades humanas y de los límites de la naturaleza al mismo tiempo. A nivel internacional, le tenderemos la mano a los pueblos del mundo. Compartiremos la fórmula de la vacuna. Detendremos todas las intervenciones militares y las injerencias en sus asuntos internos.

Queridos/as amigos/as y camaradas:

En estos tiempos de crisis económica y pandémica, una gran responsabilidad recae sobre nuestros hombros. Nos queda todo un nuevo mundo por construir. Muchos progresistas de Bélgica y de todo el mundo miran hacia este pequeño país que es Bélgica, con su partido marxista más vivo que nunca.

La revista The Economist -que no es precisamente sospechosa de simpatía comunista- recientemente escribía lo siguiente: "En 1869, Karl Marx describió a Bélgica como "un pequeño y acogedor paraíso para el terrateniente, el capitalista y el sacerdote". En 2021, Bélgica ofrece la mayor esperanza dentro de la Unión Europea para la ideología que lleva su nombre".

Estemos a la altura de los retos y de las esperanzas. Reforcemos el partido, reforcemos a la clase trabajadora y reforcemos nuestra unidad en Bélgica y en el mundo.

¡No renunciamos a nada!

 

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