Luchando por la seguridad: Cómo los trabajadores de AB InBev pusieron de rodillas a la multinacional

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Damien Robert - 18 de septiembre de 2020
PTB.be

Después de 13 días de huelga, los trabajadores de InBev lograron vencer la resistencia de la multinacional y avanzar en la aplicación de las normas sanitarias. ¿Cómo lo hicieron? Echemos un vistazo a los ingredientes de esta victoria.

A pesar del coronavirus, la fábrica AB InBev nunca paró la producción. Desde el comienzo de la pandemia, la ira de los trabajadores ha ido creciendo. InBev obtuvo un beneficio de 7.400 millones de euros en 2019, pero no invirtió lo suficiente en recursos y procedimientos eficaces para garantizar el respeto de las normas sanitarias y proteger a los trabajadores. Trató incluso de ocultar la existencia de una fuente de contagio en el sitio de Jupille (Lieja). Los trabajadores no se dejaron pisotear... y ganaron.

Las etapas de la victoria

Ya había numerosas deficiencias: falta de máscaras y plexiglás, imposibilidad de pedir y obtener une preuba, etc. Pero a fines de agosto, se desbordó el vaso. "Los días 27 y 28 de agosto se detectaron dos casos positivos de Covid-19", explica José Borrego, delegado de la FGTB (sindicato socialista). La gerencia les preguntó a los dos trabajadores con quién habían estado en contacto, pero nadie decidió alejar estas personas de su lugar de trabajo y siguieron trabajando hasta seis días más. Como resultado, 11 trabajadores fueron infectados, dos de los cuales aún están en coma.

Medicina para el Pueblo (la red de casas de salud del PTB) decidió movilizarse. "Nos enteramos de que había un brote de contaminación en el sector de la logística de AB InBev y nos pusimos en contacto con la delegación sindical para ofrecer nuestra ayuda", explica Amandine Linotte, de Medicina para el Pueblo. De esta forma, 80 trabajadores hicieron una prueba. Pero en lugar de colaborar, la dirección presionó para que no se realicen estas pruebas. Para la delegación de la FGTB, esto fue la gota que hizo derramar el vaso. Decidió ponerse en huelga con las siguientes demandas: el traslado de la directora de recursos humanos y el director de salud y seguridad, y la introducción de normas más estrictas para evitar que el virus se propague de nuevo en la empresa en el futuro.

Después de tres días de huelga, la dirección organiza la desinfección del lugar e instale un dispositivo de plexiglás más robusta. Pero, sobre los demás problemas, no quiere oír nada. La huelga continúa entonces con el apoyo de un gran número de trabajadores. Esto empuja la administración a pasar a las amenazas. Los alguaciles distribuyen los deberes de reserva a muchos huelguistas (un delegado sindical recibe hasta 11.000 euros en derechos de reserva). Incluso llegan a dejar estas multas en los hogares de los trabajadores. La novia de un huelguista incluso recibió la visita de un alguacil a las 9 p.m. en su casa. En cada cambio de turno, la dirección envía mensajes a los trabajadores para animarles a volver al trabajo. En vano.

Mientras que los trabajadores de InBev han estado en huelga durante 6 días, un miembro del futuro gobierno ha dado positivo en covid. Como resultado, todos los negociadores y el rey son puestos a prueba en una hora. En Jupille, los trabajadores no reciben el mismo trato. Pero esto no desanima a los huelguistas, cuya combatividad se redobla.

La solidaridad se extiende a todo el país

La huelga de los trabajadores de Jupille inspira y se extiende: los trabajadores del depósito de Lovaina también se ponen en huelga. Durante dos días, siete de las nueve líneas de producción están paradas. "Francamente, no lo olvidaremos", dice José Borrego con emoción. "Le devolveremos este favor." Otros depósitos también se unieron al movimiento en solidaridad durante cuatro días, en respuesta al llamado de la FGTB y de la CSC (sindicato cristiano). La movilización se formó más alla no sólo de la frontera lingüística, sino también de la empresa donde nació. El sindicato FGTB y varias delegaciones de empresas de la región acudieron al piquete para mostrar su apoyo.

En Jupille, la delegación propone un procedimiento covid para garantizar la realización de pruebas a pedido de los trabajadores, la organización de las medidas de cuarentena y protección de los trabajadores que hayan estado en contacto con los que han dado positivo en las pruebas. Este protocolo, entre otros elementos, se presenta en una reunión de conciliación, después de 13 días de huelga.

La discusión conduce a algunos progresos. Después de la reunión, los trabajadores, reunidos en asamblea general, deciden volver al trabajo. No todas sus demandas han sido aceptadas, pero han logrado vencer la resistencia de la multinacional en ciertos puntos.

Luchando se gana, incluso en la época del coronavirus

Los avances conseguidos gracias a esta lucha no son insignificantes:

  • A partir de ahora, todos los trabajadores podrán pedir y obtener una prueba.
  • La dirección tuvo además que aceptar una auditoría externa, con cuatro representantes de los empleados y dos de la dirección. El propósito de la auditoría es averiguar qué causó la infección y desarrollar un conjunto de reglas que permitirán impedir que el virus se propague rápidamente en la empresa en el futuro y serán una fuente de inspiración para otras empresas del país.
  • También se puso en marcha la desinfección y la instalación de equipos de protección más eficaces.
  • Finalmente, la dirección tuvo que retirar todos las multas coercitivas impuestas mediante los alguaciles.

Si algo se puede aprender de la historia de los trabajadores de InBev, es el enorme movimiento de solidaridad que nació entre los trabajadores. "No fue la gerencia quién estableció las pruebas. Fueron los trabajadores", dice Linotte. "Todo fue resultado de la movilización de los trabajadores. Sin esta movilización, nada hubiera sido hecho".

Esta movilización se realizó en un frente común, y fue más allá de la frontera lingüística: la solidaridad entre trabajadores del Norte y del Sur ha sido una de las claves del éxito. La huelga de InBev demostró que la solidaridad es posible, y que permite lograr resultados. Gracias a su espíritu de lucha, los trabajadores demostraron que se puede ganar incluso en tiempos de coronavirus.