El Gobierno prepara una nueva reforma de pensiones a tus espaldas

Entrevista
Author
Kim De Witte
PTB;be

Las pensiones siguen siendo un tema delicado: el gobierno quiere aumentar aún más la edad de jubilación, mientras que la mayoría de la población pide exactamente lo contrario. Para evitar resistencias, la ministra de Pensiones, Karine Lalieux(Partido Socialista belga francófono), está trabajando discretamente en una nueva reforma. Se espera que su plan esté sobre la mesa del Gobierno en septiembre. Kim De Witte, especialista en pensiones de la PTB, explica lo que está en juego en la nueva batalla que se avecina.

El gobierno de De Croo Nombre del Primer Ministro del gobierno belga) quiere que el 80 % de la población en edad de trabajar esté activa y trabaje. Entre los mayores de 55 años, esta "tasa de empleo" de       se sitúa actualmente en 40 %, apenas la mitad del objetivo del gobierno. El Vivaldi (gobierno que incluye 4 grandes familias políticas, como las 4 estaciones: liberales, socialdemócratas, democristianos y verdes) quieren, por tanto, activar ante todo a los trabajadores de más edad. Al mismo tiempo, asistimos a una explosión del número de trabajadores enfermos en toda Europa. Los problemas de salud mental son la principal causa de incapacidad laboral. Estamos pasando de una epidemia de coronavirus a una epidemia de agotamiento. "Necesitamos una visión diferente de las pensiones y el trabajo", afirma Kim De Witte, que está escribiendo un nuevo libro sobre el tema. Rencuentro con un hombre para el que el derecho al descanso sigue siendo sagrado.

¿Qué planea el gobierno?

Kim De Witte. Cuando el gobierno anterior aumentó la edad de jubilación, anunció que sólo una de cada diez personas debería trabajar hasta los 67 años. Nueve de cada diez personas podrían parar antes. Y ahora el gobierno de Vivaldi está bloqueando todas las rutas que permitían dejar de trabajar antes: principalmente la prejubilación, la jubilación anticipada y las ocupaciones pesadas.

¿Porqué no oímos nada al respecto?

Kim De Witte. Este gobierno está siguiendo una táctica diferente a la del anterior. Los socialistas están muy molestos por romper una promesa electoral que hicieron solemnemente
("No participaremos en un gobierno si la edad de jubilación sigue siendo de 67 años"). Así que quieren que esto suceda lo más discretamente posible. No habrá una gran conferencia sobre las pensiones, ni un debate social sobre la prolongación de la carrera o los trabajos penosos. Sin embargo, habrá una "conferencia de empleo" para "activar" (poner en el mercado de trabajo, nota del editor) a todos.

¿Es eso algo malo?

Kim De Witte. Muchos jóvenes pensionistas son activos: tienen una vida social, deportiva y de ocio. Tienen un rico bagaje cultural, cuidan de sus nietos o de sus padres ancianos, hacen trabajos de voluntariado en su barrio o una asociación. Nada de esto le importa a este gobierno. La activación del mercado laboral es lo único que le importa. Esta visión estrecha es extremadamente costosa para nuestra sociedad. En 2012, el gobierno de Di Rupo transformó la prepensión en un RCC (régimen de desempleo con complemento empresarial, nota del editor). Los prejubilados pasaron a ser "activados" de repente. Entre 2012 y 2019, el número de prejubilados ha disminuido, mientras ha aumentado el número de personas mayores con enfermedades de larga duración. ¿Qué conseguimos realmente? Un enfermo de larga duración cuesta más a la Seguridad Social que un prejubilado. Cuando las personas agotadas por el trabajo tienen tiempo para descansar y más libertad, suelen encontrar nuevas ocupaciones útiles para la sociedad.

Pero si lo hacemos, las pensiones serán impagables...

Kim De Witte. Tenemos las pensiones más bajas de Europa Occidental. Pero serían ¿impagables? Países como Dinamarca, Suecia, Francia, Portugal y Austria están invirtiendo entre 25 y 50 % más que en Bélgica en las pensiones de sus trabajadores.
Si es posible allí, ¿por qué no aquí? Los empresarios no quieren pagar el tiempo libre y la libertad de sus ex empleados. Eso es muy diferente. Este debate es tan antiguo como el propio capitalismo. Durante el tiempo que no trabajamos, ¿tenemos derecho a descansar, con unos ingresos dignos, o tenemos que valernos por nosotros mismos?

¿Cómo podemos explicar a los jóvenes la importancia de lo que está en juego hoy?

Kim De Witte. Los jóvenes son las principales víctimas de la política de pensiones. Ellos también quieren tener derecho al descanso y a la libertad al final de sus vidas. Numerosas encuestas así lo muestran. Sin embargo, se arriesgan a perder todo. Según la Comisión Europea, los belgas deberían trabajar hasta los 70 años, desde ya. Y los lituanos hasta los 72 años, cifra más alta que la esperanza de vida de dicho país. Debemos ir del trabajo a la tumba. Literalmente. Los que pensaban que la brigada de "trabajar más tiempo" se detendría son tristemente ingenuos. El statu quo no existe. O recuperamos nuestro derecho a pensión o lo perdemos por completo.

¿Cree que se avecina una nueva batalla por las pensiones?

Kim De Witte. Dependerá de todos nosotros. El gobierno aún no ha ganado la lucha de ideas. A pesar de la propaganda diaria sobre carreras más largas, nueve personas de cada diez dicen que no quieren trabajar hasta los 67 años. Sólo el 16 % quieren trabajar hasta los 65 años. Y no hay ninguna "mejora" a la vista, en comparación con estas cifras. El belga se mantiene firme. El gobierno se enfrenta a un déficit democrático. Con la lucha contra la pensión por puntos, hemos demostrado que podemos hacer retroceder el gobierno. No ha sido fácil: los sindicatos tuvieron que bajar dos veces a las calles de Bruselas, publicaron un periódico sobre las pensiones y tuvieron lugar acciones locales de impacto. La pensión por puntos ha sido golpeada hasta la saciedad y no ha vuelto a ponerse sobre la mesa. También hemos visto ejemplos de movimientos exitosos en el extranjero. En Francia, el movimiento social ha hecho morder el polvo del presidente Macron: la edad legal de jubilación sigue siendo de 62 años. En Croacia, en dos semanas, los sindicatos recogieron 750.000 firmas contra el aumento de la edad de jubilación. de la pensión a los 67 años. Una cuarta parte de la población activa ha firmado la petición. El gobierno pudo evitar el desastre reduciendo inmediatamente la edad de jubilación a los 65 años. Bajo una fuerte presión de la población, Dinamarca redujo la edad de jubilación a los 61 años para todos los trabajos extenuantes.

Usted hablaba de una visión diferente de las pensiones y del trabajo. ¿A qué se refiere?

Kim De Witte. La política de pensiones y la política del mercado laboral son dos caras de la misma moneda. El gobierno de De Croo, que sigue los pasos de la FEB (Federación de Empresas de Bélgica) y de Voka (organización patronal flamenca), quiere mantener a los trabajadores de más edad en el mercado laboral durante el mayor tiempo posible, a fin de presionar a la baja sobre los salarios y las condiciones laborales de todos los trabajadores. Sólo de esta manera puede continuar la carrera por intensificar y flexibilizar el trabajo a cambio de bajos salarios. El precio de las personas, jóvenes y mayores, es terrible. El número de pacientes explota, en toda Europa. Los problemas de salud mental son la causa principal. Debemos estar siempre disponibles, no tener nunca seguridad laboral o de ingresos, agotados físicamente: todo combinado, es el cóctel perfecto para el burn-out. Sólo en Bélgica, 112.000 personas sufren de burnout, y el 40 % de ellas llevan más de cuatro años sufriéndolo. Podemos hablar de una nueva epidemia real.

¿Qué alternativa propone?

Kim De Witte. Los grandes males requieren grandes remedios: las principales enfermedades sociales sólo pueden curarse con medidas estructurales. La peste y el cólera han sido erradicados de las ciudades mediante la instalación de instalaciones de alcantarillado y saneamiento. La tuberculosis ha sido eliminada por una mejora en la alimentación, la vivienda y, para hacerlo posible, gracias un aumento de la los salarios. Las principales enfermedades sociales de nuestro tiempo, el estrés y el agotamiento, sólo podarn ser superadas por un gran remedio.

¿A qué se refiere, concretamente?

Kim De Witte. Mediante un cambio radical de nuestra política de pensiones y del mercado laboral. A los 67 años, todos los trabajos son demasiado duros. Hay que rebajar la edad legal de jubilación. No es casualidad que la edad de jubilación se sitúe generalmente entre los 60 y los 65 años. La mayoría de las personas ya no pueden soportar el ritmo de trabajo a esta edad. Los ciudadanos deberían tener derecho a cobrar una pensión anticipada a los 60 años. En el contexto de los trabajos arduos, de vida laboral prolongada y de grandes reestructuraciones, los ciudadanos deberían volver a tener derecho a una pensión anticipada a partir de los 58 años, sin que sea obligatorio estar disponible en el mercado laboral. Además, tenemos que cambiar urgentemente nuestro enfoque del trabajo. Debemos tener más espacio para el descanso y la recreación. Más estabilidad, respeto y aprecio por personas que dan lo mejor de sí mismas cada día. Dejemos de destruir la fuente de la prosperidad más importante, el trabajo.  
 
En conclusión, Belfius y Ethias ya no desean asegurar las pensiones complementarias. Sin embargo, Vivaldi quiere generalizar estas pensiones.

Kim De Witte. Belfius y Ethias quieren suprimir por completo la rentabilidad garantizada de las pensiones complementarias, también conocidas como el segundo pilar o las pensiones de empresa. Esta rentabilidad garantizada significa que la aseguradora garantiza un rendimiento mínimo del dinero que los trabajadores invierten en su pensión complementaria. La garantía de devolución ya es inferior a la inflación. Esto significa que los trabajadores a menudo ya recuperan menos poder adquisitivo del que tendrían de otro modo. Belfius y Ethias quieren ahora poder cobrar rendimientos nulos o incluso negativos, como los fondos de pensiones en los Países Bajos. En otras palabras, quieren que los trabajadores asuman todos los riesgos y que los empresarios y las aseguradoras recauden todos los ingresos. Las pensiones complementarias son caras, desiguales y arriesgadas. En lugar de generalizarlas, el gobierno debería reforzar las pensiones legales para todos. La brecha de las pensiones con los países vecinos sigue siendo especialmente amplia. Si la brecha salarial recibe tanta atención, ¿por qué no la brecha de las pensiones?

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