Cómo evitar que las empresas farmacéuticas multinacionales se lucren de la pandemia
Miles de científicos de todo el mundo están buscando tratamientos contra la COVID-19. Por su parte, las grandes compañías farmacéuticas están haciendo todo lo posible para aprovecharse al máximo de la pandemia, aunque sean responsables de que todavía no existan dichos tratamientos.
Sofie Merckx y Anne Delespaul, ambas médicas generalistas de Medicina para el Pueblo, creen que estas empresas no deberían sacar ni un solo euro de beneficios de la lucha contra el coronavirus. El PTB ha presentado una resolución para evitar, mediante licencias obligatorias, que una vacuna o un fármaco estén monopolizados por la patente de una empresa farmacéutica.
Durante mucho tiempo, las empresas farmacéuticas no mostraron el más mínimo interés por los posibles avances en la investigación sobre el coronavirus.
Pero ahora, como dijo el virólogo Marc Van Ranst, "se está jugando la Copa Mundial de virología" (1). Los científicos de todo el mundo están trabajando sin descanso para desarrollar una vacuna y encontrar medicamentos que permitan tratar a los pacientes con coronavirus. Los gigantes farmacéuticos Johnson&Johnson, GSK y Pfizer están compitiendo para ser los primeros en llevar su producto al mercado, lo que contrasta fuertemente con la situación anterior a la aparición de la COVID-19. En aquellos tiempos las empresas farmacéuticas estaban llevando a cabo solamente seis ensayos clínicos sobre coronavirus.
Sin embargo, después de las epidemias de SARS (2002) y MERS (2012), dos variantes de coronavirus, varios científicos estuvieron a punto de lograr un gran avance en el desarrollo de vacunas. Entre ellos se encontraba el equipo del Profesor Peter Hotez, Decano de la Escuela Nacional de Medicina Tropical de Texas. Pero, al buscar recursos para pasar a la fase clínica de su investigacion, topó con un muro de indiferencia. (2) En total, fueron desarrolladas aproximadamente 84 vacunas candidatas (3) contra el SARS y el MERS pero todas quedaron aparcadas. Los tratamientos antivirales corrieron la misma suerte, según el virólogo Johan Neyts: "Si hubiéramos invertido en un inhibidor de virus contra estas variantes conocidas, éste habría probablemente sido eficaz contra el nuevo coronavirus. ¿Por qué no fue así? Pues, porque nadie nos escuchó." (4)
¿De dónde viene este total desinterés? Noam Chomsky pone el dedo en la llaga y señala que "las señales del mercado eran malas" (5). El único motor de los accionistas es la rentabilidad y no las necesidades reales de la población. Las grandes empresas farmacéuticas están buscando en el mercado la nueva gallina de los huevos de oro para obtener fabulosos márgenes beneficiarios. Fuera de los períodos de pandemia, estos ciertamente no vendrán de la producción de vacunas o inhibidores de virus. Debruyne, un antiguo ejecutivo de GSK, afirma sin rodeos que "esta falta de rentabilidad es un gran desafío, ya que otros proyectos les proporcionan muchos más beneficios a estas empresas" (6). ¿De qué "otros proyectos" estamos hablando? "Para las grandes compañías farmacéuticas, es más ventajoso crear una nueva crema corporal que una vacuna", resume Chomsky (7).
El coronavirus, nueva búsqueda del santo Grial
Ahora que se vislumbran grandes oportunidades de negocio, todas las grandes compañías farmacéuticas codician el mismo tesoro. Mientras actualmente todos los sectores de la economía se ven gravemente afectados por las consecuencias de la pandemia, en la industria farmacéutica se habla de "oportunidades comerciales" (8). Basta mirar hacia el gigante farmacéutico Johnson&Johnson, que no esperó los resultados de los ensayos clínicos para iniciar la producción de decenas de millones de dosis (9), lo que constituye según la empresa "una apuesta calculada" (10). Sólo por este anuncio, el precio de las acciones de Johnson&Johnson subió 8 %. En cuanto vean como se perfila la posibilidad de grandes beneficios, los accionistas no tienen problemas para desembolsar los fondos necesarios.
La empresa estadounidense Gilead Sciences también intentó descaradamente aprovechar esta nueva "oportunidad de negocio". Cuando la OMS anunció que el Remdesivir era uno de los "candidatos a medicamentos más prometedores" (11), Gilead se apresuró a registrarlo como "medicamento huérfano" (12), es decir como fármaco para el tratamiento de enfermedades raras. Esto hubiera permitido a Gilead obtener ganancias considerables y sobre todo el derecho a un monopolio de siete años sobre este tratamiento, lo cual ofrece la posibilidad de aumentar su precio de forma significativa. Bajo una fuerte presión pública, el gigante farmacéutico tuvo que dar marcha atrás (13), pero queda muy claro que las grandes compañías farmacéuticas están usando todos los trucos posibles para aprovecharse de esta crisis sanitaria.
¿ Los costes son para la comunidad y los beneficios para Big Pharma?
Prácticamente todos los avances científicos resultan de estudios subvencionados por los Estados y realizados en nuestras universidades y nuestros institutos de investigación públicos, como demuestra también el papel clave desenvelvido por el Rega-Instituut de la Universidad de Lovania y sus científicos de alto nivel en la investigación sobre el coronavirus. (14) Lo que estos investigadores temen ahora, con justa razón, es que, al final, las empresas farmacéuticas se apropien plenamente de esta inversión pública y que lo que se pretendía convertir en un bien público acabe siendo privatizado por Big Pharma.
La industria farmacéutica utiliza en exceso la ley de patentes, hecha a medida para estas multinacionales. Vemos en la práctica cómo la legislación sobre patentes, creada oficialmente para estimular la investigación y la innovación, se utiliza principalmente de forma indebida, para vender medicamentos a un precio verdaderamente excesivo, que nada tiene que ver con los costos reales de investigación y desarrollo.
El lobby farmacéutico está trabajando horas extras para asegurarse de que las empresas tengan las manos libres para vender sus productos al mayor precio posible. Por ejemplo, en los Estados Unidos, a principios de marzo, este grupo de presión logró bloquear una serie de disposiciones legales que hubieran permitido una intervención gubernamental en los derechos de propiedad intelectual de las empresas farmacéuticas o en la definición de los precios de los medicamentos y las vacunas. (15) Las subvenciones públicas europeas para el desarrollo de medicamentos (16) no incluyen garantías explícitas para que sean ampliamente disponibles y financieramente accesibles para todos.
Ahora, los principales actores farmacéuticos están tratando de tranquilizar a la opinión pública. Proclaman que el dinero no les interesa y que la salud pública es su único objetivo. La experiencia muestra, sin embargo, que tenemos sobradas razones para cuestionar estas bellas declaraciones. La actitud de Novartis hacia la pequeña Pia [una niña belga que sufre de una rara enfermedad muscular] aún está fresca en nuestros recuerdos. Con un precio de 1,9 millones de euros, el tratamiento vital Zolgensma se ha convertido en el fármaco más caro del mundo. Novartis alude a los costos elevados de la investigación, pero la compañía oculta el hecho de no participó en nada en el avance científico representado por este medicamento, que debe atribuirse a Genethon, un laboratorio de investigación público, que, por cierto, se financia con... crowdfunding. Es la misma historia, una y otra vez. Esto tiene que acabar ya.
Antepongamos la salud a los beneficios, acabemos con la lógica del mercado
La resistencia a las intocables leyes del mercado crece cada vez más. Prueba de ello es la carta abierta en la que Médicos Sin Fronteras y Médicos del Mundo, junto con unas sesenta organizaciones de la sociedad civil, piden con urgencia que se haga prevalecer la salud pública antes que el afán de lucro. (17) La necesidad de un cambio de paradigma se vuelve cada vez más patente.
Necesitamos cooperación y no competencia. Todas las partes involucradas deben compartir en tiempo real los estudios de investigación. Mobilizando la fuerza de la investigación colectiva, es posible ahorrar energía y tiempo preciosos. La cooperación también es el objetivo del llamamiento de Costa Rica a la OMS para establecer un "fondo común de patentes" que junte todos los derechos relativos a los datos, a los conocimientos y a la tecnología útiles para luchar contra la COVID-19 (18). Los Países Bajos han decidido ya participar en este fondo, es hora que Bélgica lo haga también. (19)
El gobierno debe garantizar un abastecimiento suficiente y los costes de tratamiento más bajos. Esto se puede conseguir mediante licencias obligatorias. A finales de los años 90, estas licencias obligatorias permitieron a Nelson Mandela romper el monopolio de las empresas farmacéuticas multinacionales sobre los fármacos contra el VIH. Hoy en día, ya existen medidas similares en Canadá (20), Chile (21) y Ecuador (22). En nuestro país, se podrían implementar de inmediato, pero nuestro gobierno siempre ha sido reacio a hacerlo. Eso tiene que cambiar, para garantizar el reembolso por parte de la seguridad social y hacer que el tratamiento sea gratuito para el paciente. De ninguna manera las multinacionales farmacéuticas irán a ganar dinero en la lucha contra el coronavirus.
Debemos actuar muy rápidamente para derrotar al coronavirus juntos. Cambiemos la forma en que opera la industria farmacéutica. De hecho, esta industria está enferma. Es hora de hacer algo al respecto, poniendo el trabajo de investigación y desarrollo - así como sus frutos - en manos de la comunidad.
1 Humo, 14/03/2020
2 The Guardian, 27/03/2020
3 WHO
4 VRT, 14/03/2020
5 Chomsky, 04/04/2020
6 Trends, 19/03/2020
7 Idem
8 The intercept, 13/03/2020
9 www.hln.be
10 De Morgen, 02/04/2020
11 Sciencemag.org, 22/03/2020
12 The intercept, 23/03/2020
13 The intercept, 25/03/2020
14 https://www.kuleuven.be
15 Politico, 05/03/2020
16 Innovative Medicines Initiative
17 European Public Service Union, 25/03/2020
18 https://www.keionline.org/32556
19 Rijksoverheid.nl
20 https://www.parl.ca/
21 https://www.keionline.org/wp-content/uploads/resolucioncoronavirus.pdf
22 https://www.keionline.org/wp-content/uploads/ES-Ecuador-CL-resolution.pdf